Familia

Mamá: Necesitas cuidarte a ti misma

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Mamá necesitas cuidarte
Jennifer Delgado

Jennifer DelgadoEducadora, psicóloga y psicopedagoga

Mantener la casa limpia y organizada, preparar la comida, hacer la colada, ir de compras al supermercado, llevar a los niños al cole en la mañana y a las actividades extraescolares en la tarde, supervisar sus deberes escolares y jugar con ellos son solo algunas de las tareas que tienen la mayoría de las madres en su ajustada agenda cotidiana. Obviamente, esta lista de actividades puede llegar a ser agotadora cuando se repite un día tras otro.

Así lo demostró un grupo de psicólogos de la Université Catholique de Louvain, en Bélgica, quienes entrevistaron a casi 2.000 madres respecto a sus quehaceres domésticos y el cuidado de los hijos. Los resultados mostraron que cuidar a los niños y cargar con las labores de casa puede llegar a ser más agotador que trabajar fuera del hogar. Además, 1 de cada 10 madres reconoció que dicha responsabilidad comprometía su salud física y emocional. El 13% incluso refirió sentirse muy agotadas, casi al borde de sus fuerzas.

Sin embargo, lo peor son las consecuencias a largo plazo de esta pesada carga de tareas cotidianas. Estar sometidas a un estrés constante puede aumentar el riesgo de padecer alteraciones emocionales, como la depresión o la ansiedad, a la vez que incrementa la probabilidad de sufrir trastornos somáticos que van desde problemas en la piel y enfermedades odontológicas hasta patologías cardiacas y vasculares. Por eso, es importante que, aunque dediques tiempo a tus hijos y a tu familia, también te mimes y regales unos momentos a solas.

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3 estrategias para gestionar tu rol como madre sin renunciar a tu espacio personal

  1. Distribuye la carga de tareas en el hogar. Distribuir las tareas del hogar entre los distintos miembros de la familia es una buena opción para aliviar el peso de tu ajustada agenda y dejar un poco de tiempo para ti. Por ejemplo, puedes delegar la responsabilidad de las compras y las actividades extraescolares de tus hijos en manos de tu pareja y, si tienes un hijo mayorcito, puedes pedirle que riegue las plantas, te ayude a poner la mesa, dé de comer a la mascota o la saque al jardín. Dejar esas pequeñas tareas en manos de tu familia te ahorrará un tiempo precioso, que puedes dedicar a descansar y relajarte.
  2. No te obsesiones con la limpieza y el orden. Si eres una de esas madres obsesionadas con la limpieza y el orden del hogar, quizá ha llegado el momento de que empieces a pensar menos en ello. Obviamente, no se trata de descuidar la limpieza y abrazar el caos sino de encontrar un equilibrio y dedicar solo un tiempo limitado al día a estas funciones. Por ejemplo, puedes destinar dos horas diarias a limpiar la casa, lavar la ropa y recoger las habitaciones, y todas las actividades que queden pendiente pasarlas para el día siguiente. Así no invertirás prácticamente todo el día en organizar el hogar, cuando al fin y al cabo, con niños en casa siempre hay algún desorden por recoger.
  3. Dedica al menos dos horas a la semana a algo que realmente te guste y te haga sentir bien. Una estrategia muy eficaz para no pasar por alto tus necesidades y preservar tu espacio personal consiste en incluir en tu lista de tareas semanales al menos dos horas para leer, hacer deporte o cualquier otro pasatiempo que te haga sentir bien. No importa el momento o cuánto tiempo le dediques, lo importante es que ese tiempo empiece a formar parte habitual de tus actividades semanales. Así no tendrás excusa para posponerlo y podrás disfrutar de un momento para ti sola que te sirva para recargar las pilas.

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