Familia

Lo que realmente hacen las madres: sobre todo cuando parece que no hacen nada

La incansable rutina diaria, invisible pero esencial, en la vida de una madre

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Madres no hacen nada
Jennifer Delgado

Jennifer DelgadoEducadora, psicóloga y psicopedagoga

Revisado por Mª José Roldán, Maestra y Psicopedagoga

Mantener la casa limpia y organizada, levantar a los niños y llevarlos al cole, preparar la comida, ir de compras, lavar la ropa sucia, jugar con los peques, llevar a los niños a sus actividades extraescolares… A veces la lista de tareas diarias de muchas madres puede resultar realmente agotadora. Lo peor es que, a menudo, no suele reconocerse ese duro esfuerzo ya que por mucho que intenten tener todo bajo control, la casa pronto vuelve a estar desorganizada, aparece nueva ropa por lavar, nuevas tareas escolares de los niños y nuevas citas que cumplir.

Este ciclo cotidiano y eterno de tareas por hacer conlleva a que muchas personas piensen que las madres no hacen nada y que es mucho más agotador salir a trabajar fuera que quedarse en casa cuidando de los niños. Sin embargo, lo que no saben es que ser madre es como tener un trabajo a tiempo completo en el que siempre hay más de una tarea pendiente.

Cuidar de los hijos agota enormemente, la factura física y emocional que la crianza infantil cobra a las madres

El cuidado de los hijos puede ser una tarea extremadamente agotadora, incluso más que trabajar fuera de casa. Así lo reveló un estudio realizado en la Universidad Católica de Lovaina en el que se encontró que las tareas domésticas y el cuidado de los hijos puede llegar a pasar una alta factura física y emocional a las madres. De hecho, los investigadores encontraron que el 13% de las madres que participaron en el estudio experimentaban un gran agotamiento y un profundo sentimiento de incapacidad. Asimismo, 1 de cada 10 madres reconoció que el cuidado de los hijos ponía en riesgo su salud.

Y es que a la larga lista de tareas y responsabilidades a las que las madres deben hacer frente en su día a día en casa, se suma el esfuerzo de los niños por volver a tirar los juguetes, ensuciar el suelo, manchar la ropa o pedir algo nuevo para comer. Obviamente, no lo hacen intencionalmente, es su manera de experimentar el mundo. Además, cuando son pequeños aún no dominan las reglas básicas de casa, por lo que es normal que no sepan distinguir entre lo que deben o no hacer. Sin embargo, eso no impide que después de una agotadora jornada, muchas madres miren el estado en el que se encuentra su casa sintiendo que han invertido todo un día de trabajo para nada.

El problema es que esta sensación, sumada a la crítica de las personas de su entorno, pueden terminar pasando una alta factura física y emocional a las madres, haciendo que se crean incapaces de cuidar a sus hijos o peor aún, que se consideren malas madres. De hecho, sucede con mucha más frecuencia de lo que pensamos. Se estima que alrededor del 14% de las madres sufre esta presión a diario y tiene que lidiar con los sentimientos de inseguridad, la sensación de incompetencia y el cansancio crónico que esto genera.

Asumir la enorme responsabilidad que implica el cuidado de los hijos ya es un gran logro

Inmersas en las tareas y responsabilidades cotidianas que implican las tareas domésticas y el cuidado de los hijos muchas madres no son conscientes de la enorme carga que llevan sobre sus espaldas y todo el esfuerzo que realizan a diario. Así, es fácil que terminen culpándose porque al final del día no han conseguido lo que se habían propuesto o porque no se consideran lo suficientemente buenas madres. Sin embargo, lo cierto es que el mero hecho de asumir la responsabilidad del cuidado de los hijos ya es un gran logro de por sí.

Cuidar de los niños a diario, preocuparse por cómo se encuentran, limpiarles cuando lo necesitan, darles de comer, brindarles el apoyo necesario para que puedan crecer, recoger el desorden que causan, jugar con ellos, dedicarles tiempo y atención o acompañarlos para que no se sientan solos es ya un trabajo a tiempo completo del que cualquier madre debería sentirse orgullosa. Da igual si al final del día la casa vuelve a estar desorganizada, hay nuevas tareas pendientes por hacer o toca volver a limpiar todo una vez más, eso no significa que no hayas dedicado suficiente tiempo, empeño y dedicación en el cuidado de los hijos y de tu casa.

Cuanto antes seas consciente de la enorme carga que llevas sobre los hombros y de todas las tareas que llevas adelante en tu día a día, antes empezarás a sentirte orgullosa de ti misma y a valorar todo el esfuerzo que realizas a diario. Solo así serás capaz de plantar cara a aquellas personas que no aprecian tu esfuerzo y se centran en criticar tus errores y empezarás a optimizar tu rutina con niños en casa para aprender a compaginar su cuidado con el tuyo propio.

cuidar hijos agotada

¿Cómo cuidar a tus hijos sin llegar tan agotada al final del día?

Cuidar a los niños y disfrutar de tu rol como madre, sin llegar tan agotada al final del día es posible. Sin duda, es fundamental que evites ponerte más presión de la que ya tienes y que, si tienes pareja, aprendas a delegar tareas para equiparar la carga de trabajo en casa. Asimismo, es importante que te dediques al menos un rato al día para ti misma, ya sea para descansar, disfrutar de tu pasatiempo favorito o cuidar de tu salud. Sin embargo, nada de esto funcionará si no pones en práctica en tu día a día las siguientes claves.

1. No pretendas ser una madre perfecta

Si quieres ser una buena madre, cuidar de tus hijos y disfrutar del proceso plenamente, no pretendas ser perfecta ni cumplir con todas las expectativas sociales que solo sirven para añadir tensión a una crianza ya difícil de por sí. Céntrate en dar lo mejor de ti, haciendo aquello que te dicta la intuición, en lugar de ceñirte a los criterios o cánones que dicta la sociedad. Ten en cuenta que no existe una forma correcta de educar que garantice el éxito con los niños, por lo que lo mejor que puedes hacer es amarlos y cuidarlos sacando a relucir tu mejor versión.

2. No quieras que tu hijo/a sea perfecto/a

Lo niños no tienen que ser perfectos ni ser los mejores, solo necesitan ser felices. Por tanto, si quieres aligerar la enorme carga que conlleva la crianza infantil, empieza por reducir tus expectativas sobre tus hijos. Ten en cuenta que cuanto más intentes moldear a los niños para adaptarlos a tus expectativas, mayor será tu desgaste emocional y peor lo pasarán ellos. A fin de cuentas, una crianza realmente positiva es aquella en la que tanto los niños como sus padres se sienten bien en la compañía del otro.

3. Enfócate en lo positivo

Si no quieres sentirte incapaz por no poder llegar a todo o creer que eres una mala madre, deberás aprender a centrarte en lo positivo, en lugar de poner tu atención en tus equivocaciones. Por supuesto, no se trata de tapar el sol con un dedo ya que al reconocer tus errores, puedes tomar cartas en el asunto y aprender de ellos, sino de desarrollar un pensamiento más positivo que te ayude a sentirte mejor y a sentirte orgullosa de cada pequeño logro.

Roskam, I. et. Al. (2017) Exhausted Parents: Development and Preliminary Validation of the Parental Burnout Inventory. Frontiers in Psychology; 8: 163.

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