Familia

La simplicidad lleva a la felicidad a los niños

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Felicidad niños
Mª José Roldán

Mª José RoldánMaestra y Psicopedagoga

Todos los padres del mundo lo pueden admitir… Vamos demasiado deprisa y ese estrés y esa rapidez se la contagiamos a los niños. La vida no tiene que ser una competición constante ni una búsqueda incansable de las mejores pedagogías del momento para educar a los niños. Esto les complica la vida y también les confunde… Lo que se necesita para una buena crianza es amor, respeto y sobre todo, sentido común. ¡Tan simple como eso!

Es probable que recuerdes tu infancia, con algunas reglas pero con flexibilidad. Si no es así, si recuerdas demasiadas normas o demasiadas obligaciones, entonces quizá tu infancia no la recuerdes con felicidad, sino con resignación. Pero la vida ha cambiado, los padres quieren ser más sofisticados… En lugar de luchar por proporcionar lo suficiente a sus hijos para que aprendan a manejarse en el mundo, se les proporciona demasiado y sin darse cuenta los meten en una burbuja de cristal. Al hacer esto, los padres no se dan cuenta, pero pueden hacer que florezcan en el futuro problemas de salud mental en sus hijos.

Cuando hay demasiado estrés en la vida de los niños puede hacerles caer en enfermedades mentales. Un niño que tiene muchas cosas que hacer puede tener comportamientos obsesivos… E incluso, un niño soñador puede perder la capacidad de concentrarse.

Al simplificar el mundo se potencia el crecimiento positivo

Al simplificar el mundo de un niño, se hace espacio para un crecimiento positivo, la creatividad y la relajación. Muchos de los problemas de comportamiento de hoy en día vienen de los niños que tienen demasiadas cosas y de que viven una vida donde todo va demasiado rápido.

Muchos niños experimentan una sobrecarga sensorial con demasiadas chucherías, demasiadas opciones y demasiada información. Al acercarse a la crianza utilizando la simplicidad como marco base en la educación, los padres pueden ser capaces de reducir significativamente la tensión diaria de un niño, que puede conducir a personas más felices y a que en el futuro tenga más éxito.

La forma más fácil de empezar es con tu entorno familiar. A medida que disminuye la cantidad de juguetes de tu hijo y el desorden pasa a ser ordenado, aumentará su atención y su capacidad para disfrutar del juego. Los niños necesitan ser niños y necesitan tiempo para poder explorar su mundo.

La simplicidad lleva a la felicidad a los niños

La inactividad como una prioridad

Una tarea para todos los padres es reducir el ritmo diario e incorporar rutinas. Los niños se sienten más seguros cuando saben qué deben esperar cada día. Su horario no tiene que ser estricto, sino simplemente que sea un flujo predecible de tiempo de obligaciones y también, de descanso. Así los niños sabrán que viene a continuación y podrán aceptar las transiciones o los cambios sin problemas. 

Al simplificar el horario familiar se reducirá la sensación frenética de estar siempre en movimiento. Los niños con mucho trabajo, con actividades extraescolares o con deportes cada día, pueden sentirse estresados y con una vida demasiado caótica porque les faltará tiempo para lo más importante: el tiempo para el juego creativo y la exploración de su mundo.

Los padres ‘taxistas’ también pueden hacer que se sientan bastante estresados. La reducción de una o dos actividades semanales puede daros libertad a todos para poder jugar y explorar, pero también para poder disfrutar del tiempo en familia.

También resulta muy importante reducir el desorden físico, establecer normas de orden en casa y que al simplificar los días, también exista mayor concentración en lo que realmente se valora. La simplificación es un proceso continuo, no es algo que se puede completar en una sola tarde o fin de semana. Se necesita tiempo para reducir las posesiones, para cambiar los hábitos y desarrollar nuevos ritmos en la familia. No es fácil cambiar de dirección cuando toda la familia se mueve a la velocidad de la luz y el caos siempre se siente como que os arrastra continuamente. Empezad a hacer esto lentamente, con pequeños cambios y con la mirada fija en el bienestar familiar y en la felicidad de cada uno de vosotros.

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