Educación

5 errores de los padres que generan celos en sus hijos

Descubre cómo prevenir la rivalidad entre hermanos con prácticas de crianza efectivas y cariñosas

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Celos entre hermanos
Jennifer Delgado

Jennifer DelgadoEducadora, psicóloga y psicopedagoga

Los celos entre hermanos son habituales, a veces surgen simplemente porque uno de los hermanos tiene un carácter más demandante y posesivo, pero en otras ocasiones tienen su origen en algunos errores de crianza que los padres cometen sin darse cuenta. Para evitar la rivalidad entre hermanos, te desvelamos cuáles son los comportamientos que generan una actitud competitiva negativa.

Las equivocaciones que cometes sin darte cuenta y generan rivalidad entre hermanos

1. Pasar todo el tiempo en familia, sin dedicar atención individualizada a cada uno de los hijos

No hay dudas de que pasar tiempo de calidad en familia es importante para estrechar los vínculos afectivos. Sin embargo, empeñarse en que los niños siempre estén presentes puede ser una estrategia contraproducente. Cada niño tiene sus propias necesidades, por lo que es importante que los padres dediquen tiempo de calidad a cada uno de ellos por separado.

El tiempo en familia es tan importante como esos minutos de intimidad en los cuales tu hijo podrá contarte qué le preocupa o cómo se siente. Si los hermanos siempre están juntos, sin darte cuenta estarás creando una competencia natural por tu atención, lo cual genera fricciones. Por tanto, dedica al menos 15 minutos al día a cada uno de tus hijos, para hablar, jugar o leerle un cuento.

2. Tratar a los hermanos como si fueran un grupo

Es mucho más fácil gestionar a los niños tratándolos como un grupo, proponiéndoles las mismas tareas, los mismos juegos, las mismas actividades extraescolares e incluso dirigiéndote a ellos usando mismas palabras. Sin embargo, esa “mentalidad de paquete” no facilita que cada niño desarrolle su identidad, explore sus talentos y siga sus intereses, además de fomentar una competencia entre hermanos.

Para evitar esa rivalidad, debes esforzarte por descubrir los intereses, motivaciones y talentos de cada uno de tus hijos, ayudándoles a desarrollarlos de manera individualizada. También es conveniente que evites los discursos demasiado inclusivos que terminan siendo despersonalizantes como por ejemplo: “Sois un desastre” o “Nunca me ayudáis en casa”. En su lugar, dirígete a cada niño por separado, tanto cuando debas señalarles un error como a la hora de elogiarles.

Errores padres celos entre hermanos pequeños

3. Etiquetar a los niños

Las etiquetas son fáciles de poner pero difíciles de quitar. Cada vez que repites ciertos adjetivos, como “tímido”, “malo” o “perezoso” estás limitando al niño pues con el paso del tiempo asumirá esas etiquetas y ni siquiera se esforzará por cambiar. Las etiquetas positivas, como “estudioso”, “talentoso” o “divertido” también pueden ser negativas ya que generan expectativas difíciles de cumplir y añaden una presión innecesaria sobre el niño.

Por eso, es conveniente que no uses etiquetas, las investigaciones en el área de la Psicología demuestran que es mejor elogiar el esfuerzo en vez de crear atributos de comparación que puedan dar lugar a celos.

4. Motivar competiciones innecesarias

Los niños necesitan ser felices, no ser los mejores. Los padres deben enseñarles a superarse a sí mismos cada día, sin necesidad de competir con los demás, mucho menos con sus hermanos. Juegos cotidianos aparentemente inocentes como “Vamos a ver quién se viste más rápido” pueden fomentar una actitud competitiva entre los hermanos ya que, inevitablemente, habrá un ganador y un perdedor. En su lugar, fomenta el trabajo en equipo, anima a tus hijos a ayudarse mutuamente y enséñales que en la unión está la fuerza.

5. Convertirse en jueces de las peleas entre hermanos

Las peleas y discusiones entre hermanos son normales y, como regla general, no es necesario intervenir. Es importante que los niños aprendan a resolver por sí solos sus conflictos sin recurrir a la violencia. Si la situación amenaza con salirse de control, los padres deben actuar como mediadores, no como jueces para dar la razón a uno y castigar al otro.

Convertir a uno de los niños en la víctima y al otro en el agresor creará una rivalidad difícil de gestionar que generará más problemas entre ellos. En vez de asignar roles y culpas, enséñales técnicas de resolución de conflictos para que puedan hablar y resolver sus diferencias pacíficamente. Una buena idea consiste en crear una “mesa de la paz”.

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