Educación, Familia

El niño vago, ¿nace o se hace?

¿Es genética o educación?

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Niño vago
Mª José Roldán

Mª José RoldánMaestra y Psicopedagoga

Muchos padres se quejan de que sus hijos no hacen nada en casa, que son perezosos y que en la mayoría de ocasiones tienen que sobornarles para que puedan hacer algo en casa. Cuando a estos padres les pregunto cómo han educado a sus hijos desde los dos años, todos suelen coincidir en lo mismo: no les han dado responsabilidades acorde a su edad pensando que era demasiado pronto.

Todos los niños sin excepción quieren ayudar a sus padres a partir de los dos años. De esta manera aumentan su autonomía y muestran a sus padres y a ellos mismos que son capaces de realizar las cosas que se les proponen. Pero, si los padres no fomentan este comportamiento pronto empezará a disiparse y los niños empezarán a pensar que da igual lo que hagan porque no es importante o porque no tienen la capacidad suficiente.

Vencer la pereza desde pequeños

Los niños pueden tener cierta predisposición genética a ser menos activos que otros pero eso nada tiene que ver con ser más o menos vago a medida que crece. Es la educación y la crianza que reciben lo que marcará que se conviertan en niños perezosos o en niños responsables capaces de realizar adecuadamente las tareas que se les encomiendan, adecuadas a su edad.

Es probable que los niños se conviertan en perezosos, debido a una combinación de genes, crianza y entorno. No es raro observar a menudo a niños con sobrepeso y que sus padres también tengan sobrepeso. Esta tendencia explica que los niños comen la misma comida que sus padres, si los padres no promueven una alimentación saludable y sí una vida sedentaria, los niños vivirán también ese estilo de vida. La pereza no sólo incluye los hábitos alimenticios, si no que también puede ser no querer moverse del sofá.

Niño vago o perezoso

Motivar a un niño perezoso

Para motivar a un niño perezoso hay que empezar a moverse y seguir un plan de alimentación saludable, siendo los padres el mayor ejemplo. El movimiento y la alimentación saludable están estrechamente unidos para acabar con la pereza. Un niño perezoso se convertirá en una persona vaga, tendrá más problemas para encontrar empleo y además, es muy probable que tenga problemas de salud debido a un posible sobrepeso.

Los niños pueden estar motivados para aprender, pero sobre todo hay que investigar su aversión por hacer las cosas. Quizá haya aprendido que no es capaz de hacer las cosas o quizá simplemente se lo hayan dado todo hecho desde que tiene uso de razón. Es necesario que empiece a tener unas responsabilidades en casa acordes a su edad y que de este modo puedas realizarlas sin sentirse frustrado y con la motivación suficiente como para volver a realizarlo de nuevo.

La confianza es la clave

Los niños perezosos a menudo carecen de confianza en sí mismos porque se les ha dicho demasiadas veces lo que no son capaces de hacer o lo mal que han hecho las cosas, no han sido elogiados por su buen trabajo. La idea es que se rompa este círculo de desmotivación y hacerles ver que son capaces de realizar las cosas con un poco de esfuerzo, así, dándoles la oportunidad podrán superar ese sentimiento de inferioridad.

A todos los niños les gusta sentirse reconocidos y una vez que se dan cuenta de que son capaces de realizar las cosas por sí mismos gracias a unas instrucciones adecuadas, esto junto con una buena confianza depositada en ellos, se podrán conseguir grandes resultados y los niños, dejarán de ser unos vagos. Los niños perezosos no nacen, se hacen… ¡la educación es la clave!

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