Sin duda, este va a ser su año. Si hasta el momento sus movimientos eran un tanto patosos, ahora nos va sorprender andando con soltura, corriendo, manejando objetos, construyendo frases más complejas... aunque quizá algunas cosas sí las haga y otras no.

No hay una norma fija que determine en qué mes pondrán en marcha los niños de dos años todas sus habilidades. Mientras que algunos ya son es capaces de subir una escalera e incluso de saltar a la pata coja otros no terminan de echar a correr. Por el contrario, unos ya construyen frases completas y otros apenas dicen palabras sueltas.
Estas diferencias no tienen que condicionar sus capacidades. Siempre desarrollarán antes unas que otras, y las ejercitarán cuando estén preparados y sientan interés por ellas.
Cada uno a su ritmo
Cada niño tiene su ritmo de crecimiento, tanto físico como psicológico. De hecho, la famosa frase de que 'cada uno somos un mundo' es cierta no sólo cuando se alcanza la madurez, sino desde que dejamos el vientre materno.
Si el pequeño visita de vez en cuando al pediatra y este opina que todo es normal, no hay motivos para preocuparse, porque la maduración psicomotora sucede paulatinamente y es igual en todos los niños.
Qué hacen unos y otros

El ejemplo más claro está en un aula de cualquier guardería: mientras que algunos niños entre los dos y los tres años distinguen letras y colores, son capaces de decir las vocales o incluso saben contar hasta cinco, otros solo dicen su nombre, se manejan con las palabras básicas y el único número que conocen es el de su edad. Es probable que en esa misma clase los padres vean cómo algunos niños saltan, corren, escalan, le dan patadas a un balón mientras que otros todavía no son capaces.
- Al ver al propio hijo jugar con otros niños de su edad se tiende a comparar y a tratar de evaluar a través de esa comparación su desarrollo. La primera recomendación que hacen tanto pediatras como psicólogos es precisamente la contraria: no comparar. Cada niño y cada persona es diferente, tiene un ritmo distinto de evolución y hay que respetarlo.
- Esto también incluye a los hermanos, que a pesar de serlo, tienen sus diferencias en el proceso evolutivo y madurativo. Además, al compararlos, se corre el riesgo de presionar al pequeño para que ande antes, hable mejor o controle perfectamente los esfínteres. Es bueno estimular a los niños y ayudarles, pero sin que eso se convierta en algo obsesivo.

- Los niños captan al instante la preocupación de sus padres. Y si sienten que están muy pendientes de ellos, les afectará negativamente. Presionarles para que desarrollen sus capacidades antes de que estén preparados puede crearles estrés y conseguir el efecto contrario: que se nieguen a progresar en aquello en lo que son más tardíos. Para estimularles lo mejor alabar sus logros sin agobiarles.
Pero, de manera general, ¿qué esperar de esa edad?
A los 2 años, los niños atraviesan una etapa muy importante de desarrollo en diferentes áreas, incluyendo el físico, cognitivo, emocional y social.

- Desarrollo físico: a esta edad, los niños desarrollan rápidamente sus habilidades motoras y de coordinación. Lo esperado es que puedan caminar y correr con mayor confianza, subir escaleras con ayuda, lanzar una pelota y jugar con juguetes que requieren manipulación fina, como apilar bloques o encajar piezas.
- Desarrollo cognitivo: a medida que los niños crecen, su capacidad de pensamiento y comprensión se fortalece. A los 2 años, pueden comenzar a resolver problemas simples, como por ejemplo encontrar un juguete que está escondido. También pueden reconocer y nombrar objetos comunes, identificar partes del cuerpo y mostrar interés en los cuentos.
- Desarrollo verbal: los niños de 2 años se encuentran ampliando su vocabulario y habilidades lingüísticas. A esta edad, los niños ya son capaces de combinar dos o más palabras para formar frases simples, y pueden comenzar a utilizar pronombres personales como "yo" y "mío". También pueden seguir instrucciones sencillas y responder a preguntas simples.
- Desarrollo emocional y social: los niños de 2 años se encuentran en proceso de aprender cómo expresar sus emociones. Pueden mostrar afecto hacia las personas cercanas, imitar comportamientos sociales, como saludar y despedirse, y disfrutar del juego interactivo con otros niños. Sin embargo, es común que también muestren comportamientos de frustración y rabietas cuando no consiguen lo que quieren.
¿Cuándo hay un problema de desarrollo en un niño de dos años?

Aunque existen distintos ritmos, hay ciertos parámetros que indican cuándo es necesario visitar a un especialista para determinar si existe un problema. Estos pueden ser la ausencia o retraso significativo en el habla, problemas evidentes de interacción social, habilidades motoras retrasadas y comportamientos repetitivos o inusuales.
En estos casos es conveniente visitar a un profesional de la salud mental como un psicólogo o un psiquiatra, o también un neuropediatra que determine si sufre alguna enfermedad, como por ejemplo una alteración neurológica que afecte de manera notable al crecimiento normal.