Educación, Ocio

Cuando no se habla de Bruno se habla de todo esto

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No se habla de Bruno
Mª José Roldán

Mª José RoldánMaestra y Psicopedagoga

¿Habéis visto la película de Disney “Encanto”? Si no lo habéis hecho, os aconsejo que la veáis en familia porque es sin duda una película que merece la pena ver y recordar. Es más, es una oportunidad estupenda para hablar con los niños de ciertos valores y además, reflexionar sobre todo lo que esta bonita película nos transmite con su historia.

Hay una parte de la película, donde cantan una canción que se llama “No se habla de Bruno”. Aunque parezca una simple canción de una película más, en realidad nos enseña muchas cosas que merece la pena tener presente.

A continuación te vamos a poner el vídeo de la canción para que sepas a qué nos estamos refiriendo cuando decimos que “no se habla de Bruno”:

Lo que nos dice la película “Encanto”

Tanto con esta canción como con la película en general, se aprenden grandes valores que hay que remarcar en nuestros hijos para que de esta manera, los puedan interiorizar. Son aprendizajes necesarios para la vida y es por eso que queremos remarcarlos. Veamos algunos de ellos.

Todos necesitamos ayuda

Aunque queramos hacer las cosas por nosotros solos, siempre necesitaremos ayuda para poder aprender algo nuevo. En la película parece que las personas más fuertes no necesitan ayuda, como la hermana Luisa que por ser tan fuerte lo debe hacer todo sola… pero luego, ese peso “extra” emocional hace que le sobrepase y se sienta sola y mal.

Empieza a tener ansiedad y estrés por tener demasiada carga para ella sola. Es por eso que resulta fundamental pedir ayuda siempre que se necesite, aunque creamos que podemos solos… no siempre es así.

Intentar ser perfectos solo nos pone tristes

En la película también se habla de la perfección. En este caso para ser perfecto había que recibir un don y bendecir a la familia con él. Es decir, el don se concedía para ayudar a la familia y que todos pudiesen convivir más y mejor. Isabela era la hermana perfecta y siempre estaba radiante, tanto es así que la querían casar con un hombre que ella no amaba, pero se resignaba por el bien de la familia.

Aceptaba esa exigencia porque pensaba que formaba parte de la perfección a la que debía estar sometida siempre por y para el bien de la familia. No se le permitiría ser imperfecta para poder satisfacer a los demás, sin recordar que lo primero es satisfacernos a nosotros mismos. Cuando se exige mucho acaba apareciendo la tristeza… es por eso que hay que aceptar nuestras imperfecciones y ser conscientes de que forman parte de quienes somos.

Las emociones son cambiantes

No vamos a estar siempre tristes ni tampoco siempre contentos. La tía Pepa es un gran ejemplo con sus estados de ánimo. Debía tener siempre un gran control emocional para que no estuviese siempre lloviendo o tronando (cuando estaba triste o enfadada). Esto le generaba angustia y grandes desequilibrios emocionales. La felicidad de los demás no depende de nuestro estado de ánimo.

Todas las emociones son importantes y necesarias, estar triste no es algo que debamos cohibir para que los demás estén bien. La tristeza o cualquier otra emoción intensa debemos sentirla, aceptarla y comprender por qué nos ocurre para así, buscar la manera de sentirnos mejor.

La comunicación es fundamental

Cuando hay problemas con la familia o con otras personas, es muy importante hablarlo. Cuando no hay comunicación ante los conflictos solo estaremos agravando la situación de tal manera que las dificultades se quedarán en nuestro corazón y nos harán mucho daño emocional. En la película como el tío Bruno era quien veía los problemas, la abuela lo apartó de la familia generándole gran sufrimiento.

Es muy importante enseñar a los niños a hablar de los problemas para que así, además de cuidar su salud mental se mantengan los lazos familiares bien unidos… Cuando «no se habla de Bruno» es una manera de entender que no se quieren hablar de los problemas y por eso lo apartan, viviendo en una realidad que era una fantasía por no querer afrontar la verdad.

Es una película maravillosa que merece la pena que se hable en familia después de haberla visto para poder entender cada uno de los personajes y por qué era así y no de otro modo. Un film lleno de valores donde se muestra cómo intentar ser perfectos o ser lo que no somos, solo nos aportará tristeza y dolores emocionales. En este sentido, aceptarnos tal y como somos, con nuestras imperfecciones y hablar sobre aquello que nos hace sentir mal es la base para la unión familiar y la fortaleza interna real.

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