Salud

Picaduras de pulgas en niños: Todo lo que debes saber

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Picaduras de pulgas
Jennifer Delgado

Jennifer DelgadoEducadora, psicóloga y psicopedagoga

Las picaduras de pulgas en niños son un problema más habitual de lo que pensamos. Muchas veces suelen pasar desapercibidas para los padres, quienes pueden confundirlas con otro tipo de picaduras o lesiones. Afortunadamente, la mayoría de las veces no representa un problema importante de salud para los pequeños, pero a veces pueden tener consecuencias verdaderamente serias. Para evitar exponer a los pequeños a estas situaciones, te explicamos todo lo que debes saber para detectar y tratar las picaduras de pulgas.

Las pulgas: ¿Cómo son y de qué se alimentan?

Las pulgas son pequeños insectos de unos 2 milímetros de largo, es decir, no más grandes que la punta de un bolígrafo o un alfiler. Su color varía de marrón claro a negro y tienen un caparazón muy duro que resiste las altas presiones, por lo que a menudo no basta con presionar con la yema de los dedos para matarlas, sino que es necesario recurrir a superficies más duras como las uñas o una mesa.

Contrario a lo que muchos creen, las pulgas no tienen alas, sino que se mueven de un lado a otro saltando. De hecho, son muy ágiles y pueden llegar a dar saltos de hasta 20 centímetros. Por lo general, las pulgas se reproducen rápidamente, por lo que suelen crear colonias con mucha facilidad, lo que obstaculiza su exterminación. La mayor parte de las veces se requiere un tratamiento con pesticidas para poder eliminarlas.

¿Cuáles son los entornos de riesgo para los niños?

Tener mascotas en casa suele ser uno de los mayores peligros para los niños. Esto porque estos pequeños insectos suelen vivir como huéspedes de otros animales, como los perros, gatos, conejos, ratas, ardillas e incluso, en humanos, debido a que se alimentan de su sangre. Sin embargo, las mascotas no son el único escenario donde pueden encontrarse pulgas que piquen a los peques.

Estos animales también pueden vivir largas temporadas en otros entornos como alfombras, armarios o cualquier lugar seco y oscuro del hogar, así como en el jardín, pilas de leñas o en las áreas sombreadas de la terraza, lo que implica que también son entornos de riesgo para los más pequeños de casa. Jugar en el jardín, dar un paseo en la naturaleza o tirarse sobre una alfombra donde habiten estos insectos pueden ser conductas peligrosas que aumentan las probabilidades de picaduras de pulgas en los niños.

Los principales síntomas que alertan de la picadura de una pulga

Las picaduras de pulgas suelen tener un aspecto bastante característico. Como en otras picaduras de insectos es habitual que aparezca un diminuto punto rojo intenso en la piel en la zona de la picadura y alrededor, una ligera inflamación y enrojecimiento. Vale destacar que la inflamación puede ser mayor o menor dependiendo de la reacción alérgica que desencadene el cuerpo de cada niño.

Sin embargo, lo que en realidad distingue a las picaduras de pulgas de las de mosquitos, chinches u otros insectos es que, por lo general, las picaduras de pulgas suelen agruparse y formar una línea recta. Además, tienden a ser más pequeñas que las picaduras de mosquitos, a la vez que pueden aparecer en cualquier momento del día mientras que las picaduras de mosquitos o chinches son más comunes durante la noche.

Asimismo, las picaduras de pulgas suelen acompañarse de picor, lo que hace que los niños se rasquen la zona provocando costras que pueden llegar a ser dolorosas. En algunos casos, también es habitual la aparición de urticaria o erupciones cerca del sitio de la picadura, así como un mayor enrojecimiento de la zona.

Vale aclarar que, aunque las pulgas pueden picar en cualquier parte del cuerpo, es más habitual que lo hagan en las zonas de mayor riego sanguíneo, como los tobillos y la parte inferior de las piernas, así como en las zonas con mucho pelo, donde pueden esconderse con facilidad. También pueden encontrarse picaduras de pulgas en los pliegues del cuerpo, como la ingle, los pliegues de los codos y las rodillas o alrededor de la cintura.

Picaduras pulgas fotos

¿Cuáles son los riesgos que entrañan las picaduras de pulgas?

Por lo general, las picaduras de pulgas no son peligrosas para los niños y se curan de manera natural con el paso de los días. Sin embargo, no podemos olvidar que estas picaduras pueden convertirse en una entrada de bacterias y virus al cuerpo, de ahí que en ocasiones estas lesiones puedan infectarse, sobre todo cuando los niños se rascan la zona de manera indiscriminada. En estos casos, la picadura infectada se pondrá más roja, tibia al tacto y puede llegar a liberar pus.

Asimismo, en algunas situaciones las picaduras de pulgas pueden causar una reacción alérgica en los niños sensibles a la saliva de la pulga. Este tipo de reacciones puede ocasionar erupciones más extensas, ronchas abultadas en la piel y hasta dificultades para respirar en los casos más graves.

También hay que tener en cuenta que estos insectos pueden transmitir enfermedades como el tifus o la peste bubónica, la cual se transmite de ratas a humanos a través de las pulgas de las ratas. De la misma manera, la pulga común que habita en mascotas pueden ser huéspedes de parásitos como las tenias que pueden llegar a parasitar a los pequeños.

¿Cómo tratar las picaduras de pulgas en los niños?

Las picaduras de pulgas no suelen requerir ningún tratamiento especial, en la mayoría de los casos desaparecen de manera natural. Sin embargo, puede aplicarse un paño con hielo o cremas con aloe vera para aliviar el picor que genera la picadura. Si esto no fuera suficiente, se pueden utilizar cremas con antihistamínicos o corticoides tópicos y/o antihistamínicos orales en las situaciones en las que el picor sea intolerable.

En cualquier caso, se recomienda evitar que los niños se rasquen las picaduras ya que, además de causar más picor, puede causar la infección de la zona y alargar la recuperación. No obstante, si las picaduras se tornan más rojizas, duelen, supuran o se acompañan de fiebre, malestar general u otros síntomas, se requiere consultar a un pediatra para evaluar la situación y proponer un tratamiento específico si es necesario.

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