El origen e historia tras el árbol de Navidad
Árbol de Navidad: los detalles más interesantes de esta tradición
Referencias científicas
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Hoy casi cada hogar en España tiene un árbol de Navidad como símbolo de estas celebraciones. Se trata de una de las decoraciones indispensables, alrededor de la cual se reúne la familia para disfrutar de la Navidad y crear recuerdos maravillosos. Una tradición que cobra especial fuerza en los hogares con niños, donde el árbol de Navidad también se relaciona con regalos y sorpresas ya que es el sitio donde Papá Noel o los Reyes Magos suelen dejar sus presentes a los más pequeños de casa. Sin embargo, lo cierto es que pocos saben de dónde viene esta tradición tan antigua y cuál es su historia.
¿De dónde viene la idea del árbol de Navidad?
¿Sabías que desde tiempos inmemoriales, el árbol ha sido considerado como un símbolo de fertilidad y renovación? De hecho, cuando aún el árbol de Navidad no existía los romanos paganos tenían la tradición de colgar laureles en las puertas de sus casas y los celtas decoraban los robles con frutas y velas durante los solsticios de invierno como una manera de reanimar al árbol y asegurar su renovación y la vuelta del sol en la primavera. Sin embargo, no fue hasta mucho después que surgió la idea del árbol de Navidad.
Cuenta la leyenda que allá por el siglo VIII existía un roble consagrado a Thor, el dios del trueno y la fuerza en la mitología nórdica y germánica, en la región de Hesse, en el centro de Alemania. Cada año, los pobladores de la zona le ofrecían un sacrificio durante el solsticio de invierno. Sin embargo, un día llegó a la región el misionero San Bonifacio, quien, ante la mirada atónita de los lugareños, taló el árbol y, tras leer el Evangelio, plantó un abeto como símbolo de paz y vida eterna ya que sus hojas estaban siempre verdes mientras su copa señalaba al cielo.
El árbol lo adornó con manzanas y velas. Las manzanas como símbolo del pecado original y las tentaciones y las velas representando la luz de Jesucristo. A partir de entonces, se comenzaron a talar los abetos durante la Navidad y, por alguna extraña razón, se comenzaron a colgar en los techos. De hecho, se cuenta que el teólogo Martin Lutero colocó en una ocasión unas velas sobre las ramas de un árbol de navidad para ver cómo centelleaban en la oscura noche invernal.
Otra versión afirma que la idea surgió al erigirse el primer árbol de Navidad en una plaza pública. El mérito se lo disputan dos ciudades bálticas, Tallín, en Estonia, y Riga, en Letonia. Según se cuenta, unos comerciantes locales tomaron la decisión de colocar un abeto en la plaza del mercado de Riga y lo decoraron con rosas artificiales mientras bailaban a su alrededor hasta que finalmente le prendieron fuego. El suceso, en lugar de provocar consternación entre los lugareños, desató la costumbre de iluminar los abetos coincidiendo con la Navidad.
Con el paso del tiempo, ante la imposibilidad de erradicar estas costumbres paganas, el cristianismo adoptó y transformó esta tradición convirtiéndola en un símbolo de la Navidad y el nacimiento del niño Jesús, el significado con el que ha llegado hasta nuestros días.
¿Cuándo el árbol de Navidad se convirtió en un símbolo de estas festividades en España?
La instauración de la tradición del árbol de Navidad no llegó a todos los países de Europa en la misma época. Se cree que el primer país donde se instauró fue en Alemania, allá por 1605, donde se implantó por primera vez para crear un ambiente más cálido durante el duro frío de la Navidad. Mucho tiempo después, en 1800 esta tradición llegó a Finlandia y no fue hasta 1829 que llegó a Inglaterra. Sin embargo, en España tuvimos que esperar poco más de 40 años para comenzar a disfrutar de esta tradición.
¿Sabías que la persona que instauró la costumbre del árbol de Navidad en España era de origen ruso? El mérito se lo debemos a Sofía Troubetzkoy, una princesa que tras enviudar del duque de Morny, un hermanastro de Napoleón, contrajo segundas nupcias con el aristócrata español José Osorio y Silva, marqués de Alcañices. La primera Navidad que pasaron juntos en el Palacio de Alcañices, hoy Banco de España, en Madrid, allá por el año 1870, Sofía Troubetzkoy pidió colocar un abeto decorado para conferirle un toque personalizado a su nuevo hogar.
Así, se introdujo esta tradición que, con el paso del tiempo ha transformado las manzanas y las velas en luces, esferas y otros adornos y se ha convertido en el lecho donde cada Navidad los más pequeños de casa acuden a abrir sus regalos y descubrir las sorpresas que ahí les aguardan.
El árbol de Navidad, todo un símbolo del cristianismo
Hoy día, la mayoría de las personas no nos paramos a reflexionar sobre el significado del árbol de Navidad y su decoración. Sin embargo, lo cierto es que en su introducción en España, este antiguo símbolo pagano cobró rápidamente un nuevo significado. El árbol en sí evoca al árbol del paraíso, de cuyos frutos comieron Adán y Eva y donde surgió el pecado original, pero también recuerda al árbol de la vida eterna, gracias a sus hojas perennes. Su forma triangular, no solo apunta al cielo, sino que representa a la Santísima Trinidad.
De la misma manera, la decoración clásica del árbol tiene un significado religioso especial. La estrella que suele coronar el mismo representa la fe que guía la vida del cristiano, a la vez que recuerda a la estrella de Belén. Asimismo, las bolas esféricas simbolizan a las manzanas con que San Bonifacio adornó el árbol, por lo que representan las tentaciones, aunque también se cree que simbolizan los dones que Dios dio a los hombres. Por su parte, las luces que han sustituido a las antiguas velas, representan la luz de Cristo mientras que los lazos son un símbolo para demostrar la unión de las familias y las personas queridas.
De ahí, que cada año millones de familias en España y el resto del mundo, se den a la tarea de buscar las decoraciones de su árbol de Navidad para dar forma a un símbolo que, más allá de su historia y su significado religioso, sea el punto de encuentro de la familia en Navidad y dé la bienvenida a los Reyes Magos cada 6 de enero.
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