Salud

Eritema infeccioso: Sus síntomas y tratamiento

Síntomas, tratamiento y prevención del eritema infeccioso o 5ª enfermedad

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Eritema infeccioso síntomas tratamiento
Jennifer Delgado

Jennifer DelgadoEducadora, psicóloga y psicopedagoga

El eritema infeccioso también conocido como la quinta enfermedad o el ‘síndrome del niño abofeteado’ es una de las afecciones más comunes durante la infancia. De hecho, se estima que solo en España afecta alrededor del 6% de los pequeños, sobre todo en las edades comprendidas entre los 5 y 15 años.

El eritema es una enfermedad causada por el parvovirus humano B19. Se trata de un virus que se reproduce en la médula ósea, específicamente en las células precursoras de los glóbulos rojos, y se aprovecha de las células endoteliales para multiplicarse en el organismo. Por lo general, se transmite a través de unas pequeñas gotitas infectadas, conocidas como gotas de Pflüge, que se expanden en el aire al toser o estornudar, aunque en algunas ocasiones también se puede contagiar por contacto directo con sangre infectada.

Según se estima, el mayor riesgo de infección tiene lugar durante los últimos meses del invierno o en el principio de la primavera cuando existe un clima propicio para la propagación del virus. Sin embargo, aunque es menos probable durante el resto del año también se puede propagar el eritema. Afortunadamente, es muy sencillo identificar la enfermedad, pues aunque se conoce que alrededor del 20% de los pequeños que padecen la infección no presenta ningún síntoma, es habitual que la mayoría de los niños infectados muestren los primeros signos entre la primera y la segunda semana de haberse contagiado con el virus.

Los síntomas del eritema infeccioso: ¿Cómo reconocer cuando un niño se ha contagiado?

El síntoma más característico del eritema infeccioso es precisamente una erupción de color rojo brillante que comienza en las mejillas y en los pliegues nasogenianos, y que más tarde se extiende a los brazos, las piernas y otras partes del cuerpo como el pecho y el abdomen. En ocasiones la erupción puede provocar desde un ligero picor hasta un intenso ardor causado por la afectación del virus a nivel dérmico. La buena noticia es que la erupción suele desaparecer al cabo de una o dos semanas, desvaneciéndose completamente desde el centro hacia afuera.

Durante el período de incubación del virus, previo al desarrollo de la erupción, también puede presentarse:

  • Fiebre.
  • Dolor de cabeza.
  • Rinorrea.
  • Ganglios linfáticos inflamados.
  • Ojos enrojecidos.
  • Dolor de garganta.
  • Molestias en las articulaciones.

Eritema infeccioso

¿Cuál es el tratamiento para el eritema infeccioso?

El eritema infeccioso no tiene un tratamiento específico. La enfermedad desaparece por sí sola al cabo de un par de semanas. No obstante, los especialistas suelen recomendar algunos fármacos específicos para tratar los síntomas de la enfermedad. De hecho, es habitual que prescriban Tylenol para aliviar el dolor articular y reducir la fiebre y en algunos casos también se suele recomendar antihistamínicos para controlar el picor propio de la erupción.

También es importante que el niño guarde reposo, sobre todo si presenta dolor articular o fiebre, y que se proteja de no tomar demasiado sol o de exponerse a otro tipo de ambientes que puedan empeorar el estado de la erupción.

¿Qué complicaciones puede causar el eritema infeccioso?

Por lo general, el eritema infeccioso desaparece sin mayores complicaciones e incluso, una vez que se ha padecido la enfermedad, el niño quedará inmunizado de por vida. Sin embargo, debe prestarse especial atención a los niños que tienen un sistema inmunitario debilitado a causa de otra condición médica o que sufren anemia crónica ya que la infección puede afectar la producción de anticuerpos y de los eritrocitos de la sangre acentuando estos problemas médicos.

¿Se puede prevenir el eritema infeccioso?

Hasta el momento, no existe una vacuna que pueda proteger a los niños contra el eritema infeccioso, ni ninguna otra estrategia para inmunizarlos contra el virus. No obstante, los expertos afirman que mantener buenos hábitos de higiene puede reducir el riesgo de contagiarse con la enfermedad. Asimismo, es conveniente mantener alejados a los pequeños infectados para evitar que otros niños se contagien con el virus.

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