¿Qué es el aborto diferido?

Sufrir un aborto no es fácil, pero si se trata de un aborto diferido es mucho más complicado. Este problema representa aproximadamente el 30% de los casos de aborto en España. Básicamente, se trata de un tipo de aborto en el que se detiene la gestación, pero no se expulsa de manera espontánea el feto, lo que conlleva a que en muchos casos el aborto pase inadvertido y ponga en riesgo la salud de la madre.

¿En qué consiste exactamente el aborto diferido?

El aborto diferido, también conocido como aborto retenido o huevo muerto retenido, es un tipo de aborto que se caracteriza por la retención en la cavidad uterina del embrión o feto muerto. Según el CIE 10, consiste en “la muerte fetal temprana, antes de las 20 semanas completas de gestación, con retención del feto muerto”.

Desde el punto de vista clínico, el aborto diferido se distingue por la detención del desarrollo normal del embarazo que puede acompañarse de sangrado variable, aunque lo más común es que no haya pérdidas de sangre. En estos casos, el volumen uterino es menor al que se aprecia en la amenorrea y se pierde la vitalidad del feto, es decir, los latidos cardiacos fetales.

Este trastorno suele ocurrir entre el segundo y tercer mes de embarazo. En algunos casos, el aborto puede producirse más tarde, pero no es lo más frecuente.

¿Cómo identificar un aborto diferido?

A diferencia de otros tipos de abortos, el aborto diferido es muy difícil de diagnosticar, al menos sin recurrir a las pruebas clínicas. Esto porque en la mayoría de los casos transcurre de manera asintomática, de manera que la madre sigue experimentando los signos comunes del embarazo y no presenta sangrado, dolores abdominales u otras señales que indiquen que algo no va bien.

La prueba recomendada para diagnosticar el aborto diferido es la ecografía, un examen que permite evaluar el crecimiento y desarrollo del feto dentro del útero materno. En estos casos, la ecografía desvela un crecimiento insuficiente del feto para la etapa en la que se encuentra debido a que su desarrollo se ha detenido. También muestra la ausencia de signos vitales o la presencia de un saco gestacional sin embrión, un fenómeno que se conoce como huevo o embarazo anembrionado.

Aproximadamente a los 10 días de haberse producido el aborto diferido, los niveles de la hormona gonadotropina coriónica, más conocida como la hormona del embarazo, descienden abruptamente, por lo que el resto de pruebas de embarazo empezarán a dar negativo.

Las causas más comunes de un aborto diferido

El aborto diferido se puede producir por diversas causas. A menudo se relaciona con una alteración en el número de cromosomas en el momento de la concepción o una malformación cromosómica, pero también puede estar causado por una anomalía del útero que impide la adhesión adecuada del embrión.

En otros casos, el aborto diferido se puede desarrollar secundario a enfermedades endocrinológicas, sanguíneas o inmunológicas que afectan el metabolismo y diferentes órganos del cuerpo, así como debido a infecciones por virus o bacterias que afecten el desarrollo embrionario y/o provoquen una malformación fetal incompatible con la vida.

¿Qué hacer ante un aborto diferido?

Una vez que se ha diagnosticado un aborto diferido el tratamiento de elección suele ser la cirugía, específicamente el procedimiento conocido como legrado. Esta técnica consiste en la aspiración o raspado del útero para eliminar los restos del embrión o feto.

En algunos casos, también se recomienda la administración de medicamentos que favorezcan la dilatación del cuello del útero a través de contracciones para facilitar la expulsión de los restos del embrión o feto. Raras veces se decide esperar a que sea el propio cuerpo el que expulse el contenido del útero, ya que esto podría desencadenar un proceso infeccioso y poner en peligro la vida de la madre.