Educación

Equitación infantil: Un deporte que estimula mente y cuerpo

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Equitación
Jennifer Delgado

Jennifer DelgadoEducadora, psicóloga y psicopedagoga

La equitación está asociada a los deportes de élite, pero lo cierto es que puede ser una actividad muy beneficiosa para los niños. De hecho, no son pocos los pequeños que se animan a montar a caballo durante sus vacaciones o que escogen un campamento hípico para pasar una parte del verano.

El creciente interés por la equitación, ha hecho que la Real Federación Hípica Española y otros clubes de equitación potencien la organización de diferentes cursos y campamentos infantiles por toda la península, para estimular la práctica hípica desde edades tempranas.

Los increíbles beneficios de la equitación para los niños

La equitación infantil es mucho más que un simple deporte o hobby para los niños, esta práctica reporta numerosos beneficios para su salud física y psicológica. Por eso, no es raro que cada vez se utilice más la equinoterapia como un tratamiento alternativo para aliviar distintos trastornos físicos o psicológicos en los niños.

1. Estimula la capacidad física

La equitación es una práctica excelente para desarrollar la musculatura de los niños y fortalecer sus articulaciones y movilidad. También mejora su equilibro, tanto vertical como horizontal, a la vez que potencia su sentido de la orientación y la coordinación motriz. Además, es un ejercicio que ayuda a regular el tono muscular y acentúa la disociación de la cintura pélvica y escapular, esenciales para conseguir una marcha erguida. De hecho, es una práctica recomendada para los niños con discapacidades congénitas, trastornos psicomotores o enfermedades progresivas ya que les permite ampliar sus movimientos, estimula su postura y reduce la espasticidad.

2. Mejora la concentración y la atención

Practicar equitación no es una tarea sencilla pues el jinete no solo tiene que regular sus movimientos, sino también los del caballo. Se trata de un ejercicio que exige destreza, dedicación, tiempo, constancia y, sobre todo, una gran concentración. Básicamente, el niño debe focalizarse en la técnica, en el caballo y centrarse en el camino para poder orientar al animal. Por eso, este deporte se utiliza para ayudar a los niños que tienen hiperactividad, problemas de atención o lenguaje o algunos trastornos de conducta.

Beneficios equitación

3. Desarrolla la autoconfianza, el autocontrol y la autoestima

Montar a caballo es una forma estupenda de estimular la autoconfianza y seguridad de los niños una vez que han aprendido la técnica y se sienten cómodos cabalgando. También les ayuda a superar sus temores y a gestionar sus problemas y conflictos cotidianos con mayor facilidad e independencia. Además, es un deporte perfecto para desarrollar la autoestima y el autocontrol, haciendo que el niño se sienta mejor consigo mismo. De hecho, los terapeutas recomiendan la equitación para los niños que sufren fobias o temores, problemas de autoestima, falta de autonomía y dificultades para regular sus emociones.

4. Favorece la socialización

La equitación es un ejercicio muy útil que se utiliza cada vez más para estimular la expresión verbal y no verbal, así como para favorecer la socialización en los niños que padecen autismo u otras dificultades de integración social. A diferencia de otros deportes, en la equitación es importante que el niño conecte con el animal y establezca un vínculo estrecho que le permita manejarlo. Además, es fundamental el trabajo en equipo pues de lo contrario, el niño no podrá moverse de su sitio. El trabajo en equipo y la relación emocional son habilidades que se irán consolidando progresivamente, primero con el animal y, más tarde, con el resto de las personas.

5. Potencia los valores positivos

La equitación estimula en los niños valores positivos como el amor por la naturaleza y, en especial, por los animales. Además, al tener al animal bajo su cuidado y protección se potencia el respeto hacia los demás, la responsabilidad, solidaridad y el sentido del deber. También es un excelente ejercicio para desarrollar la disciplina y asegurar el cumplimiento de las normas, por lo que suele utilizarse para regular el comportamiento de los niños rebeldes y oposicionistas desafiantes.

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