Familia, Salud

Las huellas que deja la falta de amor en el corazón de un niño

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Jennifer Delgado

Jennifer DelgadoEducadora, psicóloga y psicopedagoga

Ningún padre o madre admitiría de buen grado que no ama a su hijo. Es un tabú. Sin embargo, lo cierto es que ocurre con más frecuencia de la que pensamos. La mayoría de las veces se trata de hijos no deseados o que llegaron en un momento muy complicado para los progenitores. También existen casos en los que los padres deseaban a sus hijos, pero de alguna manera sienten que les han robado su vida y terminan ahogando el amor que un día sintieron. En cualquier caso, el resultado es el mismo: son incapaces de amar de manera plena e incondicional a sus hijos.

El problema es que esa falta de amor no solo se manifiesta con la ausencia de besos, abrazos y caricias, sino que deja una profunda huella en los pequeños. A su corta edad, los niños no son capaces de entender los motivos por los que no son amados, pero son lo suficientemente listos como para percatarse del rechazo de sus progenitores. Eso no solo les hace sentir mal sino que puede afectar su desarrollo emocional y sentar un precedente negativo en la forma en la que se valoran a sí mismos y la manera en la que se relacionan con los demás.

Cinco consecuencias de la falta de amor en un niño

Un niño que no es amado hará todo lo que esté en sus manos para ganarse el corazón de sus padres. Cuando no lo consigue, se siente culpable porque cree que la responsabilidad es suya. Además, es probable que desarrolle una indefensión aprendida ya que tendrá la sensación de que haga lo que haga obtendrá siempre el mismo resultado. Lo peor de todo es que esa sensación de rechazo se quedará impresa en su cerebro, dejando una huella que influirá en la manera en la que se percibe a sí mismo y al mundo.

Sin embargo, como aún no cuenta con las habilidades necesarias para expresar su dolor, las consecuencias de este rechazo se suelen reflejar en su comportamiento. Estos son algunos de los principales signos que delatan a un niño que no se siente, o nunca se ha sentido, amado por sus padres.

1. Desarrolla miedos y fobias

Cuando un niño crece sintiéndose querido, se siente seguro porque confía en sus padres y sabe que le protegerán en todo momento. En cambio, un niño que no se siente amado suele percibir el mundo como un lugar amenazante e inseguro. En estos casos, es normal que se sienta solo, indefenso, temeroso de su entorno e incluso, de las personas que le rodean. El problema es que cae en un círculo vicioso ya que mientras más miedo tiene, más solo se siente, lo que refuerza su sentimiento de desamor e inseguridad y propicia la aparición de miedos y fobias.

2. Tiene un comportamiento impulsivo y ansioso

Es probable que un niño que ha intentado todo para ganarse el amor de sus padres sin ningún resultado, no sepa cómo reaccionar ante las situaciones de la vida cotidiana. Independientemente de lo que haga, constata que el resultado es siempre el mismo, de manera que no tiene patrones de comportamiento predeterminados y actúa de forma impulsiva. A la larga, esta impulsividad se convierte en la norma. Asimismo, es habitual la presencia de signos ansiosos que delatan su deseo de anticipar lo que ocurrirá al día siguiente.

3. Está triste la mayor parte del tiempo

Sentirse rechazado nunca es agradable y si el rechazo proviene de los padres, el impacto emocional es aún mayor. Por eso, es habitual que un niño que no se siente amado se sienta triste, no tenga ilusión por vivir nuevas aventuras ni interés por compartir actividades en familia. Al no poder encontrar una explicación al rechazo de sus padres, es normal que se encierre en sí mismo y cree una especie de barrera protectora para ponerse a salvo del entorno, lo cual se convierte en una especie de profecía auto-cumplida que le aísla cada vez más y acentúa su tristeza.

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4. Tiene problemas para concentrarse

La falta de concentración es otro de los signos más comunes en los niños que no se sienten amados. Es normal que a un niño que se siente rechazado por sus padres le cueste fijar la atención y concentrarse en actividades durante un largo período de tiempo. La falta de motivación e interés por aprender o disfrutar de cosas nuevas suele ser el detonante. ¿El resultado? Problemas de concentración que, a la larga, pueden derivar en dificultades académicas y un bajo rendimiento escolar.

5. Intenta llamar la atención

Cuando un niño no se siente amado por sus padres, intentará buscar ese cariño de cualquier manera. Por tanto, es normal que haga todo lo posible por llamar la atención en un intento de sentir que sus padres le hacen caso, aunque sea por un momento. Lo habitual es que exacerbe sus malos comportamientos, tenga conductas fuera de lugar o exagere sus emociones. Sin embargo, en algunos casos, puede intentar llamar la atención con comportamientos regresivos, perdiendo algunas de las habilidades que había alcanzado, como por ejemplo volviendo a hacer pis en la cama cuando ya había logrado el control de los esfínteres.

Sin embargo, más allá de las consecuencias a corto plazo que puede tener la falta de amor en los niños, lo peor es que estos pequeños crecerán sin saber lo que es el amor, por lo que no aprenderán a querer a los demás de manera sana y se convertirán en personas a las que les cuesta amar. A la larga, serán adultos desconfiados, encerrados en sí mismos, con dificultades para relacionarse abiertamente con los demás y expresar de manera sincera lo que piensan o quieren.

Es probable que se conviertan en personas distantes y frías, que evitan involucrarse emocionalmente con quienes les rodean. De hecho, a veces pueden llegar a repetir el comportamiento de sus padres y ser muy crueles con quienes les quieren por la sencilla razón de que no han aprendido a amar, nadie les ha enseñado cómo querer a otras personas y, por tanto, no saben conectar con los demás.

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