Salud

El virus del hermano mayor: ¿Qué es y cómo prevenirlo?

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virus hermano mayor
Jennifer Delgado

Jennifer DelgadoEducadora, psicóloga y psicopedagoga

La mayoría de las gestantes desconocen qué es el virus del hermano mayor, la infección congénita más frecuente en los países desarrollados. Solo en España, la Sociedad Española de Infectología Pediátrica apunta que tiene una prevalencia del 0,5% en los embarazos, lo que significa que afecta a 1960 recién nacidos al año, de los cuales unos 314 suele desarrollar secuelas a largo plazo. En Etapa Infantil queremos alertarte de este problema, explicarte en qué consiste y cómo puedes prevenirlo.

¿Qué es el virus del hermano mayor?

Su nombre clínico es citomegalovirus, pero se le conoce como el virus del hermano mayor ya que la mayoría de los contagios en embarazadas ocurren a través de un hijo pequeño. Básicamente, se trata de un virus de la familia de los herpes que está estrechamente relacionado con la varicela y la mononucleosis. Es un virus muy frecuente, de hecho, se estima que entre el 60% y el 90% de las personas se ha contagiado al menos una vez en la vida.

La mayor parte de las personas que padece el virus no tiene síntomas, pero en algunos casos puede cursar con fiebre, dolor de garganta, fatiga e inflamación de los ganglios. En cualquier caso, el virus permanece latente en algunos tejidos y puede reactivarse ante determinados estímulos, pudiendo causar daños en los pulmones, el tubo digestivo, la médula espinal y los ojos. Sin embargo, quienes peor lo pasan suelen ser los recién nacidos.

¿Cómo afecta el virus del hermano mayor a los bebés?

Muchos bebés infectados por citomegalovirus durante el embarazo no presentan síntomas al nacer. Sin embargo, en algunas ocasiones pueden presentar signos evidentes como:

  • Nacimiento prematuro
  • Bajo peso al nacer
  • Ictericia, es decir, piel y ojos de color amarillo
  • Manchas color púrpura en la piel, erupción o ambas
  • Bazo agrandado
  • Agrandamiento y problemas en el funcionamiento del hígado
  • Neumonía
  • Microencefalia, es decir, una cabeza más pequeña de lo normal
  • Convulsiones

Si bien estos signos son serios de por sí, lo más preocupante en los casos de bebés con citomegalovirus suele llegar más adelante. Si el pequeño no muere en el vientre materno ni durante el parto, puede presentar problemas de visión, una importante pérdida auditiva, retraso mental o incluso, parálisis cerebral al cabo de unos meses o pocos años. Esto independientemente de haber presentado o no síntomas al nacer.

¿Cómo se transmite el virus del hermano mayor al bebé? ¿Cuál es el momento más crítico?

El contagio por citomegalovirus se produce por contacto directo con los fluidos de una persona infectada, como saliva, orina, heces, semen, secreciones vaginales, sangre, lágrimas y leche materna. En el caso de las embarazadas, es habitual que el contagio se produzca a través de sus hijos mayores que, a su vez, pueden haberse contagiado en el colegio, pero también pueden contagiarse por estar en contacto con cualquier otra persona infectada.

Una vez que la madre se ha contagiado, el virus pasa al torrente sanguíneo y, de ahí, a la placenta, donde infecta al feto. Otras formas de contagio en bebés recién nacidos ocurren en el momento del parto al entrar en contacto con fluidos infectados o, más tarde, a través de leche materna infectada. Sin embargo, mientras más tarde ocurra el contagio, menor es el riesgo para el niño.

Se conoce que el contagio por citomegalovirus en el primer trimestre del embarazo puede ser devastador para el feto ya que en este momento se están formando sus órganos y su desarrollo es muy incipiente. A medida que crece su cuerpo y sus órganos se fortalecen, el riesgo de que sufra consecuencias graves se reduce. Sin embargo, tan importante como el momento del contagio del bebé, lo es el momento en el que la madre se contagia.

Si la madre se contagió por primera vez unos seis meses antes de concebir, el riesgo de contagiar al bebé y de que sufra secuelas a largo plazo es muy bajo. Sin embargo, si el contagio materno se produce durante el embarazo, las probabilidades de transmitir la infección al bebé, así como el riesgo a que desarrolle secuelas a posteriori aumentan.

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¿Cómo saber que el bebé está contagiado por citomegalovirus?

Es muy sencillo percatarse de un contagio por citomegalovirus en los recién nacidos que presentan síntomas al nacer. Sin embargo, tanto en este caso como en las situaciones en las que no existen signos de la infección, la única manera de comprobar si el bebé tiene citomegalovirus es a través de un cultivo de orina, aunque también puede conocerse al examinar cualquier tipo de fluido corporal.

En el caso de las embarazadas, no suelen hacerse exámenes de rutina para diagnosticar la presencia de citomegalovirus. Sin embargo, si la mujer presenta algún síntoma o ha estado en contacto con una persona diagnosticada, su médico podría hacerle un análisis de sangre para determinar la presencia del virus y, en caso de haber contraído la infección, un ultrasonido para evaluar el estado de la placenta y el bebé.

¿Cómo prevenir el contagio?

No existe una vacuna para prevenir el contagio por citomegalovirus. Sin embargo, hay algunas medidas que se pueden poner en práctica para reducir el riesgo de contagio de una embarazada, sobre todo cuando vive con alguien infectado en casa. En estos casos, se recomienda:

  • Lavarse las manos con agua y jabón con frecuencia, sobre todo después de estar en contacto con niños pequeños y/o sus fluidos.
  • Evitar el contacto con las lágrimas y la saliva al besar a los niños, sobre todo si se trata de un niño pequeño que asiste el colegio. En su lugar, se recomienda darle un beso en la cabeza o abrazarlo.
  • No compartir alimentos o beber del mismo vaso que otras personas. También aplica para los utensilios de cocina.
  • Evitar el contacto con objetos desechables como pañales, pañuelos u otros artículos que puedan estar contaminados.
  • Limpiar bien todas las superficies que estén o puedan haber estado en contacto con la saliva o los fluidos de niños o personas contagiadas.
Ansede, M. (2018) La ignorada enfermedad del hermano mayor. En: El País.

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