Crecer en una familia con pocos recursos aumenta el riesgo de obesidad infantil

Provenir de una familia de pocos recursos no solo puede reducir el abanico de oportunidades educativas de los niños sino que también puede afectar su salud. Un estudio publicado recientemente en la European Journal of Public Healt ha desvelado que los niños de familias con pocos recursos son entre dos y tres veces más propensos a padecer sobrepeso u obesidad infantil.

La investigación realizada en el University College of London incluyó a 20.000 familias del Reino Unido y analizó el nivel socioeconómico de cada hogar, así como la variación del peso en los niños a los 5 y 11 años. La relación entre el índice de pobreza y la obesidad infantil fue evidente: a los cinco años, los niños que provenían de familias con menos recursos eran casi dos veces más propensos a tener sobrepeso, en comparación con los pequeños de familias más pudientes. A los 11 años esta brecha prácticamente se triplicaba: el 7,9% de los niños más pobres eran obesos frente al 2,9% de quienes disfrutaban de mayores recursos económicos.

Se trata de un resultado inquietante, sobre todo si tenemos en cuenta que el sobrepeso y la obesidad en los niños se ha relacionado con un incremento del riesgo de padecer trastornos cardiovasculares e hipertensión arterial, así como diabetes tipo II, síndrome metabólico y dislipidemia. De hecho, el sobrepeso en la edad infantil también se considera un factor de riesgo para la aparición de determinados tipos de cáncer, a la vez que aumenta las probabilidades de padecer obesidad mórbida en la edad adulta.

¿Por qué a menos recursos, mayor riesgo de obesidad infantil?

Los expertos del estudio no se limitaron a evaluar el nivel socioeconómico y el peso corporal de los niños, también analizaron otras variables de salud que se han relacionado con un incremento del riesgo de padecer obesidad infantil como por ejemplo: el tabaquismo durante el embarazo, el tiempo de lactancia materna y el peso corporal de la madre, que pueden suponer un incremento del 20% del riesgo de sobrepeso en el pequeño. De esta manera, se encontró que en las familias más pobres había más factores de riesgo durante el embarazo y los primeros años de vida de los niños, los cuales favorecían la obesidad infantil.

Los investigadores también evaluaron la frecuencia con la que los niños practicaban ejercicio físico, el tiempo que dedicaban a jugar activamente con sus padres, las horas que pasaban frente a la televisión e incluso sus horas de sueño. Notaron que los niños provenientes de familias con menos recursos tenían una vida más sedentaria ya que solían salir menos a la calle, jugaban menos con sus padres de forma activa, veían más televisión y dedicaban menos horas a la práctica deportiva que sus coetáneos de familias más pudientes.

Los niños de familias con menos recursos también solían tener hábitos alimentarios menos saludables y apostaban por alimentos poco sanos. Muchos de estos niños se saltaban el desayuno, un hábito que se ha relacionado con un incremento del riesgo de padecer sobrepeso, a la vez que apostaban por la bollería industrial en las meriendas, lo cual incrementa además el riesgo de padecer diabetes infantil. Estos pequeños también consumían más comida chatarra y menos frutas, verduras y productos integrales ya que los productos frescos y naturales suelen ser más caros y sus padres no siempre podían permitírselos.

Los resultados del estudio indican que practicar menos deporte, llevar una vida más sedentaria y mantener hábitos de alimentación menos saludables son factores de riesgo importantes que aumentan las probabilidades de padecer sobrepeso u obesidad en los niños que provienen de familias con pocos recursos. No obstante, los investigadores también advierten que estos hábitos poco saludables no son exclusivos de las familias más desfavorecidas ya que también pueden cultivarse en hogares con un elevado nivel económico.