El desarrollo del bebé de 9 meses de edad

A los nueve meses el bebé es mucho más independiente. Ya puede desplazarse por sí solo y se sienta sin ayuda, por lo que no necesitará a los padres para descubrir su entorno. Su motricidad está mucho más desarrollada, de manera que es capaz de hacer movimientos intencionados con mucha más precisión, lo cual le permitirá realizar actividades que hasta ahora no podía. Se divertirá haciendo palmas, señalando cosas con sus dedos y cogiéndolas sin que se les caiga de las manos. A esta edad, la mayoría de los bebés ya dicen “mamá” y “papá” mientras algunos van un paso más allá y repiten palabras cortas como “agua”, “bebé” o “caca”. Su vocabulario empieza a tomar forma lo que, sumado al hecho de que su capacidad para comunicarse también mejora, hará que sea más fácil interactuar con el más pequeño de casa.

Cambios físicos en el bebé de 9 meses

A los 9 meses de vida no se aprecian grandes cambios físicos en el bebé a simple vista. Para este entonces las niñas pesan una media de 8,5 kilos y miden unos 70 centímetros mientras que los niños pueden alcanzar los 9,5 kilos de peso y llegar a medir unos 72 centímetros. Sus mayores hitos en el aspecto físico están relacionados con su desarrollo motor y destrezas. A esta edad, el bebé tiene una mayor fuerza muscular y una mejor coordinación, lo que se traduce en una motricidad más desarrollada.

De hecho, a los 9 meses el bebé ¡es un gateador experto! o, al menos, sabe desplazarse ágilmente por el entorno ayudándose de sus manos y pies. Algunos incluso intentan ir un paso más allá y se ponen de pie con ayuda de los objetos de su entorno. De ahí que no sea extraño que los padres puedan sorprenderlos de pie sujetándose de los barrotes de su cuna. A esta edad el pequeño también es capaz de sentarse por sí solo y mantenerse en esta posición durante un buen rato. Esto debido a que tiene una columna vertebral más fuerte y ha conseguido una mayor tonicidad muscular.

Asimismo, a los 9 meses el bebé muestra un mayor desarrollo en su motricidad fina. De hecho, es capaz de hacer el movimiento de la pinza con mayor precisión, lo que le permite manipular mejor los objetos que agarra. En este momento, el bebé no solo puede coger los objetos y llevárselos a la boca, sino que puede tirarlos, cambiarlos de mano, golpearlos entre sí e incluso, soltarlos para coger otro objeto en su lugar. También comienza a señalar con el dedo las cosas que quiere y se lanzará a dar sus primeras palmas, un excelente ejercicio para entrenar su motricidad fina y su coordinación con el que se divertirá muchísimo.

Desarrollo cognitivo y del lenguaje

A esta edad los sentidos del bebé siguen desarrollándose. Tiene una mayor agudeza visual y una mejor visión periférica, de manera que ya puede ver lo que sucede a su alrededor sin tener que girarse, percibir los desniveles en el terreno y localizar con la mirada objetos que se le han caído al suelo. También puede distinguir de dónde provienen los sonidos, lo que le permitirá estar más atento a su entorno e involucrarse más en las actividades que realiza con sus padres. ¡Y ya es capaz de reconocerse en el espejo! De hecho, le encanta mirarse y puede girar la cabeza en dirección a la voz que escucha al lado.

En esta etapa el bebé comprende mucho mejor muchas de las cosas que dicen los adultos. Empieza a familiarizarse con algunos conceptos sencillos como “sí” o “no” y ya es capaz de interpretar las emociones de sus padres, sabe cuando están enfadados, alegres o preocupados. El hecho de que su capacidad de comprensión esté mejorando hará que la comunicación con los adultos sea mucho más fluida. De hecho, es probable que el pequeño sea capaz de “responder” a las preguntas de los padres en un primer intento de comunicarse. En este momento, el bebé también se divierte escuchando su propia voz, de manera que juega a imitar sonidos, por lo que no es extraño que se le escuche “hablando” solo mientras juega o está en la cuna. Es su forma de entrenar su lenguaje.

A los 9 meses, el bebé sigue experimentando la ansiedad por separación, sobre todo cuando debe pasar tiempo lejos de su madre. Esto hará que llore mucho o tenga berrinches cuando su madre esté en el trabajo o tenga que salir de casa. Aún no se acostumbra a estar solo, tiene miedo de que su madre no vuelva y quedarse indefenso. Se trata de una etapa difícil para el bebé que, poco a poco, irá superando a medida que gane en seguridad e independencia.

Alimentación y cuidados del bebé de 9 meses

A los nueve meses el bebé ya habrá probado una amplia variedad de alimentos, por lo que su dieta se parecerá bastante a la de los adultos. Es momento de comenzar a combinar alimentos para que vaya experimentando con nuevos sabores y texturas. A esta edad ya pueden introducirse pequeñas cantidades de yogurt natural o quesos blancos tiernos, preferentemente libres de sal y azúcar. De hecho, se recomienda evitar el consumo de azúcares y sal hasta que cumpla al menos dos años.

Si a los 9 meses aún no ha comenzado a comer en trozos, se recomienda empezar a darle pequeños trozos de frutas, verduras, pan o alimentos similares para que se vaya adaptando a las diferentes texturas. De esta manera, se evita que pueda rechazar los alimentos enteros más adelante al familiarizarlo con las distintas texturas. Asimismo, es una excelente manera de estimular la masticación. Eso sí, es importante no darle alimentos que puedan causar atragantamientos como pueden ser las uvas.

En cuanto a su cuidado, es importante tener en cuenta que como el bebé ya puede desplazarse con agilidad por el entorno, coger alimentos con sus manos e incluso, ponerse de pie de manera ocasional tiene un mayor riesgo a sufrir accidentes, por lo que los padres deben estar pendientes de el pequeño en todo momento. Si no lo has hecho, ya es momento de colocar barandillas en las escaleras, protectores en los enchufes eléctricos y en los muebles con esquinas afiladas. También debe tenerse especial cuidado con las pantallas y equipos tecnológicos ya que a estas edades aún no se recomienda su utilización.

La estimulación a los 9 meses de edad

Los juegos de estimulación temprana cobran especial relevancia a los 9 meses de edad ya que el pequeño está en pleno desarrollo y está mejor preparado para involucrarse en este tipo de actividades. Si bien a esta edad los masajes y abrazos siguen siendo fundamentales para estimular su crecimiento y fortalecer el lazo afectivo, es hora de comenzar con otras actividades que llamen su atención como, por ejemplo, jugar al escondite. Un juego sencillo que además de ser muy divertido para el bebé, le ayuda a comprender mejor el concepto de distanciamiento y a lidiar con la ansiedad por separación.

Asimismo, los juegos con pelotas son otro clásico de esta edad que los peques adorarán. Para ello, debes colocarte a una distancia del bebé y lanzarle suavemente la pelota para que la atrape. Luego, pídele que te la lance. Al inicio es probable que no lo consiga, es completamente normal, pero con un poco de práctica y motivación, aprenderá a jugar. También puedes estimular al bebé con juegos de imitación, en los que tenga que “copiar” tus movimientos, sonidos o gestos. De esta manera, estarás estimulando su motricidad y su lenguaje mientras pasáis un tiempo de calidad juntos.

Si quieres estimular su independencia y aptitudes físicas, permítele pasar tiempo libre en el suelo. Aparta los muebles y deja suficiente espacio para que el bebé pueda jugar con sus juguetes, explorar su entorno y ejercitar sus movimientos con total libertad. Eso sí, asegúrate de tomar todas las medidas para evitar accidentes inesperados. Por último, no olvides seguir leyéndole y hablándole mucho a tu bebé. Esta es la mejor manera de fomentar su lenguaje y comunicación desde una edad temprana.

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